lunes, 11 de julio de 2011

Ciudadano Kane, cine fundacional

En las antologías que, sobre las diez mejores películas de la historia, suelen hacerse, la crítica universalmente coincide en que “Citizen Kane” ocupa el primer lugar. Fue exhibida en 1941 y sólo ganó el Oscar al mejor guión original. Ese año fue premiado “Qué verde era mi valle”, un film de John Ford, hoy apenas recordado. John Ford, sin duda, fue un gran director pero en esa ocasión fue evidente que la Academia, otorgante de los premios desde hacía 14 años, vio en “Ciudadano Kane”, dirigida por Orson Welles, una película de temática audaz cuya distinción con el máximo premio podía desatar iras nada deseadas. No era para menos: la cinta había sido objetada por William Randolph Hearst, el magnate de la prensa cuya vida allí se relataba. Era, reclamó Hearst (pensando lo mismo amigos y adversarios) “a thinly disguised version of his own” ( “una sutil versión disfrazada de sí mismo”). Hearst no se quedó quieto: persiguió el film, lo desacreditó y llegó a proponer a la RKO, compañía productora, compensarla generosamente si permitía la destrucción de los originales y los negativos. No fue posible: “the controversy has faded –indicó la ilustración del video autorizado en 1996 para su divulgación masiva-, but not the film’ s power and brilliance”. (“La controversia se ha diluido, pero no la fuerza y brillantez de la película”).

En efecto, “Ciudadano Kane” es una cinta brillante, radicalmente innovadora, no sólo en el estratégico sonido instalado para el aprovechamiento máximo de la significancia, y en el movimiento inédito de la cámara, sino en la introducción de técnicas narrativas que 40 años más tarde se acogieron sin vacilación. Esas técnicas son el primer intento de incorporar al cine las formas literarias iniciadas por Joyce en 1922. Así, “Ciudadano Kane” introduce las voces narrativas-testigo y da lugar a la palabra enunciativa como puente entre el referente cinematográfico y el espectador.

Comienza con la presentación de la fastuosa mansión de Charles Foster Kane (“Xanadú”) y la exhibición de un documental (“News on the march”) acerca de su vida, observado por un grupo de periodistas admiradores y curiosos respecto de ese hombre legendario, revolucionario de la prensa y fundador del amarillismo. El jefe del grupo, veterano diarista, proclama entre sus hombres la necesidad de conocerlo a profundidad. Señala al más hábil, Mr. Thompson, a quien encomienda la tarea de indagar hasta la hez la vida de aquel hombre que llegó a decir: “Soy una autoridad en lo que la gente pensará”, y que, con su audacia, amasó una fortuna colosal. Esa indagación tiene un acicate: descubrir qué significó para Kane la palabra “Rosebud”, pronunciada por él en el instante de su muerte. Mr. Thompson, para coronar semejante reto, visita e interroga a quienes, aún vivos, conocieron a aquel hombre fabuloso. La película transcurre entonces “in memorial”. Los entrevistados evocan y todo el haz de videogramas se inscribe en el recuerdo. El final de la cinta se empata con el inicio, cerrando un círculo con las mismas imágenes, pero con un elemento agregado: el humo espeso de la chimenea del crematorio de basura de “Xanadú”, simbolizante del tormento y la inutilidad postrera de una vida como la de Mr. Kane dedicada a la acumulación de poder material.

“Ciudadano Kane” es una cinta obligada para el amante del cine, absolutamente inabarcable en una tasada glosa de prensa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los Tatuajes Hay una porción de la población mundial que admira y usa los tatuajes. No obstante, los tatuajes pueden causar infecciones en l...