El Estado de Israel fue fundado en 1948, después de largas vicisitudes y sufrimientos. Es la nación de los judíos y hoy es la cuarta economía del mundo. Una excepción en un mundo con fluctuaciones económicas de uno y otro grado: Israel no, pues su balanza de pagos es paritaria, el equilibrio que muchos gobernantes sueñan. Es un pequeño país de unos 22.145 Kms2 los cuales en un 60% son desérticos.Sin embargo, en su determinante mayoría están cultivados. Israel produce sus propios alimentos en una abundancia sorprendente, pues sus ríos son pocos y el único lago que tiene, lago o mar de Galilea, es el que le suple la tierra naturalmente fértil. Su ciencia es una, si no la más, entre las más desarrolladas del mundo: la medicina, la agricultura, la tecnología comunicacional, el tallado de diamantes, la industria de bienes y servicios, la defensa militar, la aviación civil,etc. tienen un alto nivel y sus beneficios se comparten con el mundo. El Estado de Israel es la nación judía organizada jurídicamente. La nación que en el año 70 d. C quedó dispersa por el mundo después de la destrucción de Jerusalén por el general Tito, hijo de Vespasiano, el emperador romano que entonces gobernaba el Imperio. A pesar de esa dispersión los judíos mantuvieron su unidad, su identidad y, por tanto, su carácter de nación.
Israel es el pueblo con mayor grado de homogeneidad que haya existido en la historia. Sin embargo, esa hostilidad que padecieron desde sus mismos orígenes, llevada en el siglo XX a sus más altas cotas, aún no ha cesado. La izquierda extremista internacional lo hostiliza y los países musulmanes lo han declarado enemigo. La razón en que tanto la una como los otros coinciden es que Israel usurpó el territorio que en Palestina ocupaban los árabes musulmanes. Pero esto no es cierto pues, incluso desde la iniciación de la dispersión (la diáspora), familias judías permanecieron allí, y durante la ocupación del imperio turco otomano y del protectorado británico, los judíos de manera progresiva, aunque en cantidades modestas, retornaron a Palestina y convivieron con los árabes que en mayor medida también se habían establecido. No obstante, es necesario puntualizar que el pueblo judío ocupó el territorio palestino -como el pueblo difusor del Dios único- unos dos mil años antes del advenimiento de Jesucristo y que, como pueblo de eminente vocación espiritual, tiene en el Tanaj una legitimación histórica indiscutible al serle concedida una extensión territorial desde la frontera con Egipto hasta el río Éufrates. Antes del Holocausto, y especialmente desde los escritos de Teodoro Herzl (1860-1904), periodista y escritor austrohúngaro, el pueblo judío comenzó a emigrar en proporciones significativas a Palestina, dando lugar a una presencia muy notoria. Después del Holocausto, y en conformidad con derechos históricos incuestionables, afianzados en el especial ethos espiritual del pueblo judío y el arraigo en Palestina, las Naciones Unidas fundaron en 1948 el Estado de Israel. Hoy Israel es una nación de peregrinación, muy amada por la comunidad cristiana mundial.
Un buen día Cristo me llamó a sus caminos. Este blog es resultado de mis experiencias, materiales y espirituales, en esos caminos, experiencias que quiero compartir. Deseo, además, dialogar con mis lectores que, al tocar o referirse a mis textos, son mis amigos o, más exactamente, mis hermanos. Agradezco de antemano todo contacto, toda opinión, toda sugerencia.
viernes, 28 de julio de 2017
jueves, 13 de julio de 2017
El comunismo es un sistema diabólico
La
izquierda internacional, sin duda que la radical, apuesta por el comunismo.
Digo radical porque hay una izquierda equilibrada, racional que apuesta por una
democracia interesada en el bienestar de las personas. Se autodenomina, por
ello, socialista democrática. La radical habla de socialismo también, pero el
suyo es un socialismo anclado en el marxismo-leninismo y entiende que éste es
la antesala del comunismo, suerte, creen, de estado nirvánico donde el Estado
desaparece y los seres humanos viven en sempiterna paz y abundancia.
Cuando
una nación cae en las manos de la izquierda radical –caso de Cuba, del Chile de
Allende, de la Venezuela de Chávez y de Maduro- la misma comienza a construir
el comunismo, hablando de socialismo. Abolen la propiedad privada, para lo cual
dan lugar a medidas de expropiación que rápidamente generan escasez e
inflación. En la medida en que avanzan, la escasez se agudiza, la inflación se
dispara y la pobreza cunde. Expropian y establecen controles de precios,
frenando la producción. La característica de la expropiación
socialista-comunista es la de que el Estado quita al propietario sus bienes y
los pasa a los “trabajadores” que, en definitiva, se aprovechan de lo mejor que
tienen y luego los abandonan. Entonces la tierra expropiada, la empresa
expropiada, se tornan ociosas.
El gobierno socialista-comunista, inspirado en
el marxismo-leninismo, propicia un Estado interventor y deriva en dictadura. Se
impone un Estado policial: el libre pensamiento, el derecho a opinar, la
libertad de culto, la libre empresa, la libertad de tránsito, el derecho a
viajar al exterior, etc. quedan bajo la voluntad del Estado. Se suscita
entonces una atmósfera tenebrosa en la nación. El país se deteriora
materialmente. Espiritualmente se deprime. De allí que los países comunistas
sean oscuros, tristes, pobres, feos y, para el alcance de mínimos disfrutes de
confort, corruptos. En el plano de las creencias toma lugar la brujería que al
cabo de pocos años adquiere niveles gigantescos. Es, según se dice con
frecuencia, el caso de Cuba. De allí que en los gobiernos chavistas –el de Hugo
Chávez y Maduro- la brujería haya llegado a extremos alarmantes. El
materialismo histórico, pieza fundamental de la teoría marxista, promueve el
ateísmo al sostener que el ser humano es resultado de la evolución de la
materia. Luego, el ateísmo, junto con la brujería, da lugar a un ambiente
espiritual caracterizado por la contienda, la violencia, la desconfianza, el
odio, la mentira, la agresión, lo cual, aunado a la ínfima productividad
inherente al sistema socialista-comunista, trae una atrasada y sombría
situación nacional. Se trata, por tanto, de una situación donde las fuerzas
oscuras prevalecen. El predominio de Satanás. La manifestación del comunismo
como sistema diabólico. Es justamente cuanto está ocurriendo en Venezuela, en
una especie de anticipación de Cuba (afortunadamente rechazada por la mayoría
determinante de la población). De allí las dramáticas colas, la falta de
medicinas, los malos servicios, la falta de gas, la falta de utensilios de todo
tipo, el odio, los grupos violentos armados por los detentadores del poder, etc.
Para
la iglesia cristiana venezolana hay un gran reto, tan grande que de ella
depende en grado casi exclusivo la superación de esta desdicha. ¿Cómo lo ha de
enfrentar? A través de la oración, el
arma por excelencia de los seguidores de Cristo. La oración, oración y más
oración, en el nombre de Jesús. Continua y fervorosa, llena de fe. Fe que
cimienta la santidad. Y entonces Dios escucha. Porque sin “fe es imposible
agradar a Dios” y sin santidad es imposible llegar a Su Presencia.
La
Iglesia de Cristo, el Cuerpo de Cristo está orando en Venezuela, y en él un remanente santo se destaca a diario. Por
eso hay fundada esperanza. Y ya el Señor ha hablado a través de sus profetas.
Habrá una nueva Venezuela, gloriosa, orante, próspera. Ya los dolores de parto
se sienten. Pronto la veremos. ¡Bendito sea el Señor, Dios-Jehová de los
Ejércitos!
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