domingo, 20 de abril de 2014

Oración por Venezuela



      En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
     En estos días cruciales que está viviendo Venezuela, acudimos ante Ti, Padre, para pedirte que, a nosotros, parte del pueblo de Dios, congregados en esta iglesia tuya, Monte Sion, nos des devoción, fuerza espiritual y perseverancia para trabajar -en oración, ayuno y Palabra- por el perdón  de nuestro país y su conversión en una nación cristiana.          
     Perdón, decimos, Padre, porque Venezuela, ha caído en la idolatría (practicando la adoración humana), en la brujería y la santería, suplantándote en tu majestad única y tu infinita misericordia. Toma el control del país, Padre Amado, y toca el corazón de todos para que te reconozcan y sientan el anhelo de buscarte pues, como dice Hebreos 11:6, Dios “es galardonador de los que le buscan”. Porque sólo Tú otorgas la paz verdadera, la unidad de tus hijos, la sanidad de cuerpo y de espíritu, la prosperidad que viene por añadidura.
     Bendice, Padre, a los que en este país están en eminencia, a uno y otro lado del poder oficial.  Bendícelos para que obren con buen criterio y sus acciones de gobierno, por tanto, beneficien a todos, sin discriminación de ningún tipo. Bendícelos para que privilegien el diálogo, promuevan la unión y  no la división, fomenten el amor al trabajo, la disciplina y la conciencia ciudadana, la libertad responsable que permita la promoción de los valores del espíritu y de la moral.
     Bendice a Venezuela, Señor, para que abunden las iglesias que se lancen a predicar el Evangelio y a difundir la vida santa y hermosa de Cristo Jesús y para que, con ello, innumerable multitud de sus habitantes  reciban a Jesús como su Señor y Salvador.
     Bendice a Venezuela para que en ella se produzca pronto el avivamiento que le está profetizado y para que, por ende, la desobediencia en que ha incurrido no traiga las temibles consecuencias que la desobediencia acarrea y que también han sido anunciadas. Pero Dios es infinitamente misericordioso y probadamente bueno y si el arrepentimiento toca el corazón de los seres humanos y es expresado con sinceridad, el perdón del Padre Eterno es solícito, no tarda, y es abundante.
     Bendice a Venezuela, Señor, para que se convierta en un país de luz, en un país de fraternidad, de oración, de inquebrantable paz interna y difusor de luz y de paz hacia otras naciones. En un país testimonio cuya Constitución y  leyes de cualquier dimensión se inspiren en las Sagradas Escrituras.
     Y bendícenos a nosotros, Padre Amado, para que, con fe profunda y vocación apasionada por Jesucristo, llevemos a cabo la Gran Comisión: “… id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado…”  Para lo cual Cristo Jesús, junto con ese mandato, nos dio una garantía o  cobertura, que es Su promesa: “… y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.
     Gracias, Señor, gracias por todo lo que nos has dado, comenzando por la vida, ese don maravilloso, con el cual, desde el principio, incluso antes de que comenzáramos a ser, nos revelaste tu existencia y también tu misericordia y tu infinita capacidad de perdonar, reflejo de tu amor inagotable.

          Gracias por siempre, Señor.

          Recibe estas súplicas en el olor fragante de tu Trono Majestuoso y en el Nombre Poderoso y Santo de Jesús.

          Amén y amén

 

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