Leí
recientemente en la página de un pastor cristiano que la crisis vivida por Venezuela
tiene origen espiritual. Hace unos cuatro años leí algo similar en un libro
titulado “Memorias de una nación en guerra” escrito por el reverendo José Ángel
Hernández, también pastor cristiano, radicado hoy en Estados Unidos. Es este un
libro sobrio, de abundante argumentación. Su tesis es la misma: Venezuela vive
desde 1999 una crisis cuyo origen es espiritual. De esto hay que hablar, aunque
la incredulidad sea mucha.
Cuando
he conversado con no creyentes y ateos, siempre aludo a una realidad que
tenemos a la vista: el espacio sideral. Los científicos con sus ultramodernos
telescopios han descubierto la existencia de entre 200 y 400 mil millones de
estrellas y 445 sistemas solares. Esa inimaginable cantidad de cuerpos celestes
guardan un orden perfecto: siguen órbitas de diversa magnitud sin que haya
choques entre ellas y un buen número de los sistemas solares son mucho más
grandes que el nuestro. ¿Se hicieron solos? ¿Es concebible que la materia
original inerte evolucione de tal manera que construya vastos sistemas celestes
y sistemas solares complejos y al final dé lugar a seres individuales
inteligentes y de poderosa iniciativa? La ciencia no ha podido explicarlo y
parte de ella ha terminado por admitir las explicaciones de raigambre
espiritual enunciadas en la Biblia, el único libro sostenido a lo largo de la
historia. Los hombres de ciencia -salvo los recalcitrantes más por orgullo que
por convicción- han aceptado que todo eso resumido en el concepto vida ha sido creado por una
inteligencia suprema llamada Dios.
Albert Einstein, el científico más importante del
Siglo XX y entre los primeros de la humanidad, dijo:
“Al
intentar llegar con nuestros medios limitados a los secretos de la naturaleza,
encontramos que tras las relaciones causales discernibles queda algo sutil, intangible e inexplicable. Mi religión es venerar esa
fuerza, que está más allá de lo que podemos comprender. En ese sentido soy de
hecho religioso: las leyes de la naturaleza manifiestan la existencia de un
espíritu enormemente superior a los hombres … frente al cual debemos sentirnos
humildes”.
Ese “espíritu enormemente superior a los
hombres” no podemos llamarlo sino Dios. Y ese Espíritu, fundado en un poder inherente
denominado amor, es el creador de ese abrumador y maravilloso orbe que es el
Universo. La existencia de Dios es incuestionable.
En
Venezuela a mediados de los años ochenta el hermano José Ángel Hernández hizo
guerra espiritual en Sorte, la montaña de ese demonio llamado María Lionza representado
por una mujer blanca de mediana edad y ropas claras. Gran parte de Venezuela
desfiló por esa montaña donde se levantaron miles de altares. Adorar a
semejante demonio implicó que una buena porción de la población venezolana
diera la espalda al Dios Único, Creador del Cielo y de la Tierra. Ello trajo
males al país. Uno descollante fue la crisis política iniciada en 1983 con el
denominado “Caracazo” a partir del cual Hugo Chávez accedió al poder después de
dos golpes de Estado fallidos, siendo elegido en 1999 Presidente de la
Republica. Cuando un grueso número de la población de un país se aleja de Dios
la desgracia sobreviene. No por voluntad del Señor ni mucho menos como castigo.
La Deidad Trina (Padre, Hijo y Espíritu Santo) es un caballero. Respeta las
decisiones de sus creaturas humanas. Ese alejamiento abre un espacio espiritual
que vienen a ocupar los poderes de las tinieblas. Hug0 Chávez en el poder se
involucró en la brujería de manera pavorosa (David Plácer, joven periodista
venezolano hoy exiliado escribió el libro “Los brujos de Chávez”) y se dice que
el Sr. Maduro y su entorno han convertido al palacio de gobierno en un cubil de
brujería.
La
brujería es obra de Satanás y una de las más graves ofensas a Dios. Por eso el
Antiguo Testamento advierte y la repudia en múltiples versículos. Así -para solo citar uno- en 2 Crónicas 33:6 se lee: “Hizo pasar por el fuego a sus hijos en el
valle de Ben-hinom; practicó la hechicería, usó la adivinación, practicó la
brujería y trató con médium y espiritistas. Hizo mucho mal ante los ojos del
SEÑOR, provocándole {a ira.}”.
Afortunadamente
en Venezuela hubo y hay un remanente que se ha mantenido fiel al Señor, orando
sin cesar y llevando una vida irreprensible. A él han oído Dios y su Santo Hijo
y por eso nuestro país no será esclavizado por el Maligno. Venezuela pronto
renacerá con un poderoso avivamiento y estos ya largos años de escasez y
retroceso cesarán. Será un país sostenido por una iglesia fiel y consagrada y
vendrá paz, abundancia, alegría. El Cuerpo de Cristo tiene un gran papel que
realizar. Su enorme responsabilidad es sostener la espiritualidad del país.
Debemos estar muy conscientes de ello. Orar sin cesar, ayunar, vigilar,
evangelizar son sus tareas naturales y debe asumirlas con denuedo y
perseverancia. La palabra profética es esperanzadora: Venezuela será nación
líder en Cristo Jesús y gran testimonio y ejemplo para el mundo.
Mérida,
Venezuela, 29 de junio de 2019