Derechas e izquierdas
A
menudo la gente en política habla de derechas e izquierdas y, como en una
suerte de moda, muchos se inclinan por las primeras. Ser de izquierdas supone estar
con el progreso, la vanguardia. En el siglo XX la mayoría se proclamaba de
izquierdas. Venezuela fue emblemática en ese aspecto.
Ocurrió
que, en 1999 Hugo Chávez, por vía democrática, tomó el poder y se inició un
gobierno de izquierda en Venezuela. Pronto, ante el temor que muchos habíamos
manifestado, comenzaron a verse los resultados: las expropiaciones y el empobrecimiento
del país proliferaron. La escasez amenazó, pero, en 2004, ante la inestabilidad
política en el Medio Oriente, los precios del petróleo se dispararon hasta
rebasar los 100$ el barril. Hubo unos años de suficiencia que dieron lugar a un
clima de paz y aparente confianza. Pero los economistas expresaron su temor: La
crisis del Medio Oriente iba a pasar y los precios regresarían a niveles
normales de tal manera que, si el rumbo iniciado por Chávez permanecía, la economía
venezolana se iría a pique. Las expropiaciones continuaron. Un poco después de
morir el Comandante, encargado Maduro, los precios del barril de petróleo se
contrajeron de 100$ a un poco más de 40. No era un mal precio, pero la
equivocada política de expropiaciones ya exigía un cambio. Maduro la profundizó
y la economía entró por un despeñadero. Los cortes de luz se hicieron más
frecuentes y la escasez produjo una inflación convertida en hiperinflación en
asunto de días.
Maduro
concluyó el periodo de Chávez e inició otro con un mandato electoral dudoso. Hoy
Venezuela es un país destruido. Maduro y sus partidarios proclaman su
afiliación de izquierdas y tildan de derecha al conjunto de sus adversarios y
críticos.
De
izquierda se califican los gobiernos de Morales en Bolivia, Ortega en Nicaragua
y, hasta hace poco, el de Correa en Ecuador. Todos aceptan ser bolivarianos.
Ninguno de éstos ha arruinado la economía de su nación pero han mostrado un
perfil autoritario y rechazo a dejar el poder. La consecuencia es perturbación
política y social en sus países.
Si
a ellos añadimos el gobierno de Maduro, el balance de la izquierda es desolador.
Por lo tanto, la izquierda ha sido un desastre al gobernar en América Latina. Si
comparamos este desempeño con el de los gobiernos de derecha (así llamados por
los líderes de izquierda) la conclusión es que éstos son más exitosos. Que la
economía funcione y la alternabilidad democrática se realice, es garantía de estabilidad
política y social. Si el gobierno no lo hace bien, podrá ser reemplazado por
otro en elecciones libres.
En
este punto me interesa hacer una reflexión espiritual: como cristiano siempre
me ha sido familiar escuchar que nuestro amado Cristo Jesús está sentado a la derecha del Padre. Si está
sentado a la derecha es porque la derecha es buena. Al revisar el origen de la
palabra izquierda, nos encontramos con que es equivalente a “siniestro”. El DRAE
así lo define; Siniestro: “…Que está a la mano izquierda/ Avieso y mal
intencionado/ Infeliz, funesto o aciago/ Propensión a lo malo; resabio, vicio o
dañada costumbre que tiene el hombre o la bestia”.
Izquierda
es, pues, igual a siniestro. En idioma italiano izquierda se dice “sinistra”. En
el campo espiritual la izquierda representaría lo contrario a las preferencias
del Señor, el Dios Creador del Cielo y de la Tierra, Dios de amor absoluto y
misericordia, Amadísimo Jehová de los ejércitos.