Los Tatuajes
Hay una porción de la población mundial que admira y usa los tatuajes. No obstante, los tatuajes pueden causar infecciones en la piel y ser portadores (en caso de agujas ) del VH, hepatitis y otras enfermedades dérmicas y sanguíneas. Ni siquiera son estéticos. Un rostro, brazos, un cuerpo cruzados con tatuajes generan una impresión desagradable. Cabe hacerse una pregunta: ¿los tatuajes son gratos a Dios, al Padre Eterno y Universal? Si admitimos que el Padre nos dotó en principio de un cuerpo sano, la respuesta es no. El pueblo judío, cuya responsabilidad religiosa en el mundo occidental es muy importante, no los acepta al punto de no admitir en sus congregaciones a personas tatuadas, salvo que lo sean antes de su conversión al judaísmo. Lo mismo podemos decir de la iglesia cristiana en sus diversas denominaciones, especialmente las llamadas evangélicas. ¿Creemos que el Padre Eterno se complace con las marcas con que horadamos nuestro cuerpo? La respuesta es no. Y ello lo constatamos en las Sagradas Escrituras.
En Levítico 19:28 se dice: “No se hagan heridas en el cuerpo por causa de los muertos, ni tatuajes en la piel. Yo soy el Señor”.
Y
en 1ª. de Corintios 3:16:17: “¿No sabéis que sois templo de Dios y que el
Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios
lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y eso es lo que vosotros
sois”.
1ª.
de Corintios 6: 19:20: “¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu
Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en
vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”
Los
tatuajes son, pues, contrarios a la voluntad del Padre Eterno y colocárselos es
un acto de desobediencia, sobre todo si quien se los pone forma parte del Cuerpo
de Cristo, amén de los efectos perniciosos tanto para la salud como para la
apariencia de las personas.
Se ha
citado a los maoríes, pueblo indígena de Nueva Zelanda, como un ejemplo
de la pertinencia de los tatuajes. Los tatuajes son un rasgo cultural de este
pueblo, pero eso no los justifica. Los maoríes son un pueblo que recién sale de
su primitividad, y están emigrando hacia los centros urbanos de Nueva Zelanda.
Aquí, es de esperar, se reeducan a propósito de estas marcas corporales tan antiestéticas
como peligrosas para la salud. Lo mismo puede decirse de las comunidades
tribales de África sub-sahariana, aficionadas también a los tatuajes: en la
medida en que pasan a niveles más altos de convivencia, van dejando atrás esta
inconveniente costumbre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario