sábado, 29 de junio de 2019

Venezuela en crisis espiritual


           
            Leí recientemente en la página de un pastor cristiano que la crisis vivida por Venezuela tiene origen espiritual. Hace unos cuatro años leí algo similar en un libro titulado “Memorias de una nación en guerra” escrito por el reverendo José Ángel Hernández, también pastor cristiano, radicado hoy en Estados Unidos. Es este un libro sobrio, de abundante argumentación. Su tesis es la misma: Venezuela vive desde 1999 una crisis cuyo origen es espiritual. De esto hay que hablar, aunque la incredulidad sea mucha.
            Cuando he conversado con no creyentes y ateos, siempre aludo a una realidad que tenemos a la vista: el espacio sideral. Los científicos con sus ultramodernos telescopios han descubierto la existencia de entre 200 y 400 mil millones de estrellas y 445 sistemas solares. Esa inimaginable cantidad de cuerpos celestes guardan un orden perfecto: siguen órbitas de diversa magnitud sin que haya choques entre ellas y un buen número de los sistemas solares son mucho más grandes que el nuestro. ¿Se hicieron solos? ¿Es concebible que la materia original inerte evolucione de tal manera que construya vastos sistemas celestes y sistemas solares complejos y al final dé lugar a seres individuales inteligentes y de poderosa iniciativa? La ciencia no ha podido explicarlo y parte de ella ha terminado por admitir las explicaciones de raigambre espiritual enunciadas en la Biblia, el único libro sostenido a lo largo de la historia. Los hombres de ciencia -salvo los recalcitrantes más por orgullo que por convicción- han aceptado que todo eso resumido en el concepto vida ha sido creado por una inteligencia suprema llamada Dios.
            Albert Einstein, el científico más importante del Siglo XX y entre los primeros de la humanidad, dijo:
            “Al intentar llegar con nuestros medios limitados a los secretos de la naturaleza, encontramos que tras las relaciones causales discernibles queda algo sutil, intangible e inexplicable. Mi religión es venerar esa fuerza, que está más allá de lo que podemos comprender. En ese sentido soy de hecho religioso: las leyes de la naturaleza manifiestan la existencia de un espíritu enormemente superior a los hombres … frente al cual debemos sentirnos humildes”.
             Ese “espíritu enormemente superior a los hombres” no podemos llamarlo sino Dios. Y ese Espíritu, fundado en un poder inherente denominado amor, es el creador de ese abrumador y maravilloso orbe que es el Universo. La existencia de Dios es incuestionable.
            En Venezuela a mediados de los años ochenta el hermano José Ángel Hernández hizo guerra espiritual en Sorte, la montaña de ese demonio llamado María Lionza representado por una mujer blanca de mediana edad y ropas claras. Gran parte de Venezuela desfiló por esa montaña donde se levantaron miles de altares. Adorar a semejante demonio implicó que una buena porción de la población venezolana diera la espalda al Dios Único, Creador del Cielo y de la Tierra. Ello trajo males al país. Uno descollante fue la crisis política iniciada en 1983 con el denominado “Caracazo” a partir del cual Hugo Chávez accedió al poder después de dos golpes de Estado fallidos, siendo elegido en 1999 Presidente de la Republica. Cuando un grueso número de la población de un país se aleja de Dios la desgracia sobreviene. No por voluntad del Señor ni mucho menos como castigo. La Deidad Trina (Padre, Hijo y Espíritu Santo) es un caballero. Respeta las decisiones de sus creaturas humanas. Ese alejamiento abre un espacio espiritual que vienen a ocupar los poderes de las tinieblas. Hug0 Chávez en el poder se involucró en la brujería de manera pavorosa (David Plácer, joven periodista venezolano hoy exiliado escribió el libro “Los brujos de Chávez”) y se dice que el Sr. Maduro y su entorno han convertido al palacio de gobierno en un cubil de brujería.
            La brujería es obra de Satanás y una de las más graves ofensas a Dios. Por eso el Antiguo Testamento advierte y la repudia en múltiples versículos.       Así -para solo citar uno-  en 2 Crónicas 33:6 se lee: “Hizo pasar por el fuego a sus hijos en el valle de Ben-hinom; practicó la hechicería, usó la adivinación, practicó la brujería y trató con médium y espiritistas. Hizo mucho mal ante los ojos del SEÑOR, provocándole {a ira.}”.
            Afortunadamente en Venezuela hubo y hay un remanente que se ha mantenido fiel al Señor, orando sin cesar y llevando una vida irreprensible. A él han oído Dios y su Santo Hijo y por eso nuestro país no será esclavizado por el Maligno. Venezuela pronto renacerá con un poderoso avivamiento y estos ya largos años de escasez y retroceso cesarán. Será un país sostenido por una iglesia fiel y consagrada y vendrá paz, abundancia, alegría. El Cuerpo de Cristo tiene un gran papel que realizar. Su enorme responsabilidad es sostener la espiritualidad del país. Debemos estar muy conscientes de ello. Orar sin cesar, ayunar, vigilar, evangelizar son sus tareas naturales y debe asumirlas con denuedo y perseverancia. La palabra profética es esperanzadora: Venezuela será nación líder en Cristo Jesús y gran testimonio y ejemplo para el mundo.
           
            Mérida, Venezuela, 29 de junio de 2019
           




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