lunes, 16 de noviembre de 2015

Ya son las señales de los últimos tiempos

Lo que está ocurriendo en el mundo actual son las señales que preceden a la Segunda Venida de nuestro Señor Jesucristo. En Mateo 24, diríamos que con lujo de detalles, Jesús profetizó lo que hoy estamos viviendo. En el aparte Señales antes del fin describe de modo casi literal las calamidades que actualmente confronta la humanidad, y en el siguiente, La venida del Hijo del Hombre, versículos 37 y 38, indica que los días anteriores a esta venida serán como los días de Noé: "Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre". Siempre he pensado que esta descripción hecha por nuestro Señor, debido a su misericordia y  pureza de corazón, es más bien comedida y apenas la parte "presentable" de la impiedad que se cometía: crímenes horrendos, inmoralidades repugnantes, guerras, atrevimientos insólitos, tal vez calamidades  telúricas. Hoy estamos presenciado algo igual, tal vez peor: crímenes abominables, descarríos morales atroces, rumores de guerra, fenómenos tectónicos, confrontaciones sociales, guerras declaradas. Basta mirar las noticias de prensa, de radio, los noticieros de televisión, etc. para darnos cuenta.
Lo ocurrido el 13 de noviembre de este año 2015 en París, Francia, con el atentado de ISIS en el que murieron centenares de personas es un hecho de una gravedad tan extrema que podemos decir que constituye el comienzo de una confrontación  mundial. No me atrevería a decir de la Tercera Guerra Mundial, pero es un hecho de repercusión mundial en extremo peligroso. Aunque algunos dirigentes, como el Papa romano, no han vacilado en decir que es el comienzo de dicha guerra.
Como cristianos  tenemos el deber de alertar no sólo a la iglesia sino a todo nuestro prójimo.  Y eso implica: a) Orar y velar sin cesar, tal como nos lo mandó Jesús; b) evangelizar, en cumplimiento de La Gran Comisión (Mateo 28: 18-20; Marcos 16: 15-16; Lucas 24:47); c) dar testimonio en ayuda a los necesitados y en la realización de una conducta irreprensible. Cumplir estas acciones es una manera de esperar la Segunda Venida del Señor, ante la evidencia de un mundo totalmente descompuesto. Cristo Jesús vendrá a arrebatar a su iglesia y luego a juicio. Cada quien es libre de creerlo o no creerlo. Pero que nadie alegue que no le fue advertido.

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