jueves, 9 de febrero de 2012

HHhH
Jorge Linares Angulo
@JorgeLetra67
          HHhH es el libro ganador del Premio Goncourt -premio principal de Francia- en su renglón Primera Novela, 2010. Laurent Binet, de 39 años, profesor de la Universidad de París III, debuta con él como novelista. HHhH es un relato real  en la medida en que su referente es un hecho histórico de gran repercusión en la Segunda Guerra Mundial, el atentado contra Reinhard Heydricht. Pero cuando leemos nos damos cuenta de que no todo en este libro es verdad sino también, a lo largo del texto, vuelo imaginativo del escritor. Vuelo imaginativo que no contradice esa verdad. Y esta circunstancia es la que define el relato real y la que lo configura como novela.
          El relato, en estricto sentido, es parcela del territorio literario, distinto al relato de la historiografía, sujeto al rigor de la ciencia. Como tal, el relato –independientemente de que sea real- es libre, es arte. El autor sólo tiene una obligación: exaltar su enunciación, es decir, escribir  bien. Si se fundamenta en hechos históricos, cierto es que no debe distorsionarlos pero sí puede alumbrarlos con la imaginación en los momentos en que escapan a la objetividad. Cuando este alumbramiento ocurre, el relato in extenso se convierte en novela.
          Laurent Binet en diversas ocasiones apela a su imaginación para completar un cuadro carente de documentación o testimonio sin afectar el sentido de la verdad histórica. Por ejemplo, cuando describe el regreso clandestino, lleno de peligros, del coronel Moravec, jefe de los servicios secretos del gobierno checo en el exilio. El autor conoce la ruta, certificada por documentos de la época, pero la tensión, la ansiedad, el suspenso, el fingimiento al que se vio obligado el coronel para llegar en tren a Praga desde Londres, sorteando una red de vigilancia nazi extremadamente riesgosa, los inventa sin que lo verosímil se deshaga. Lo mismo ocurre con la escenificación de las horas en que los paracaidistas que ajusticiaron a Heydrich fueron asediados por 700 soldados nazis, ocultos como estaban en una helada cripta de la iglesia San Carlos Borromeo en el centro de Praga. Los siete murieron en el asedio sin que nadie pudiera saber lo que dijeron entre ellos, lo que sintieron e hicieron en la soledad de su refugio. Binet, valiéndose del registro de lo que ocurría al exterior, imagina con el talento de un buen narrador, las palabras, acciones y sentimientos suscitados en la cripta en aquellas ocho horas terribles y heroicas. Este ejercicio de la imaginación constituye el estatuto de la ficción y es lo que hace que un libro como HHhH, basado en una investigación histórica rigurosa, sea novela.
      HHhH es la sigla de una frase que se puso en boga en el seno de la SS cuando Reinard Heydrich pasó a comandarla como brazo derecho de Himmler, jefe supremo de ese cuerpo paramilitar. Heydrich dio a la SS una enorme eficacia a la par de una insólita crueldad. Himmlers Hirn heiss Heydrich  (“El cerebro de Himmler se llama Heydrich”) solían decir los SS aludiendo a la capacidad de Heydrich, el verdadero autor de las inventivas cuyos méritos se atribuían a Himmler. La frase estaba justificada: Reinard Heydrich se reveló como un genio del mal, creador de una red de espionaje y de una represión tan sofisticadas como brutales.
      El nudo de la novela es el relato de la Operación Antropoide, misión urdida en Londres por el presidente checo en el exilio, Edvar Benés, y apoyada por Churchill, para asesinar a Heydrich, la Bestia Rubia, el Carnicero de Praga, designado por Hitler protector de Bohemia-Moravia, nombre dado a Checoeslovaquia invadida y eliminada como nación. Binet logra, al contar esa misión, una hipotiposis admirable pero también un excelente esbozo biográfico de la personalidad más siniestramente dotada del nazismo. Un valor agregado, al final, se advierte: HHhH es también pincelada de esa utopía tanática que fue el Tercer Reich.
     
                           
                           

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